Hace algunos días me compartieron una de las verdades más grandes que he escuchado en mi vida, “La convicción en los humanos se alcanza trabajando y estimulando el corazón de las personas”, ¡gran verdad! Entonces a raíz de esta afirmación, intenté descubrir dentro del actuar de mi vida a lo largo de la historia las veces que había sentido una gran convicción por realizar algo y definitivamente en todas las oportunidades había sido guiado por personas llamémoslos líderes que trataron bien mi corazón. Definitivamente personas que habían logrado impactar mis sentimientos y habían sembrado un ideal en mi existir con una permanencia en el tiempo bastante significativa. Por el contrario, recordaba algunos momentos en los que había actuado y realizado ciertas acciones empujadas por la razón o la coerción de alguien más y me daba cuenta lo cortoplacista de los status de estas supuestas convicciones. Y creo que éste podría ser uno de los factores determinantes en nuestra sociedad, el hecho que aún existen personas que creen que la mejor manera de lograr resultados es a través de la utilización del poder personal, probablemente de manipular la paciencia y la obediencia de las personas o bien de imponer a todos un carácter recalcitrante y dominante, como dije antes así quizás si se obtenga acción pero casi nunca se obtiene convicción.
Para tratar de ilustrar mi afirmación compartiré un par de ejemplo de mi vida personal. Tengo aún bastante fresco en mi memoria el año de 1992. Yo cursaba primer curso en el colegio y definitivamente como todos los hombres a mi edad tenía una gama increíble de influencias, unas buenas otras no tan buenas. Sin embargo, todas iban moldeando de algún modo el desarrollo de mi personalidad. Pero en especial en esa época existía en mi vida una persona simplemente fantástica, mi asesor espiritual, un muchacho en ese entonces de 21 años, seminarista salesiano. Saúl tenía una magia especial, cuidaba y protegía el corazón de todas las personas que entraban en contacto con él , y definitivamente estimuló convicciones que puedo decir duraron para toda la vida. Una de ellas fue la de vivir una vida lejos del tabaco. Aún recuerdo la plática que mantuvimos ese día en especial, recuerdo que la conversación arrancó en medio de una fiesta del colegio. Ya al culminar el evento, escuchando de las últimas canciones de ALUX NAHUAL que amenizó esa fiesta, Saúl se volteó y me dijo: -escuchá Mario, quiero que esa canción la llevés puesta en tu corazón toda la vida y que si en alguna oportunidad estás a punto de CAER EN LA TRAMPA, así era el titulo de la canción, te acordés de esta plática y redoblés la voluntad para nunca ceder. Aún siendo tan sencilla la tentación como la de un cigarro, hoy puedo afirmar que el amor que le imprimió esa persona a la dedicación de esa melodía ha hecho que yo en mi vida luego de 18 años de ese evento no haya nunca terminado ni siquiera un cigarro, menos alguna otro tipo de droga. Interesante que esa convicción fuera lograda a base de tocar lo profundo de mi corazón, NO TENGO NINGUNA DUDA.
La otra convicción ha sido construida quizás en un poco más de tiempo, diría yo en toda una vida, y realmente ahora es que he podido darme cuenta de lo fuerte que fue, es y tengo la esperanza que siga siendo la convicción de SER UN BUEN PADRE PARA MIS HIJAS. Sin embargo este anhelo fue construido en casi 29 años en los que me toco llevar día a día el papel únicamente de hijo; ya que mis viejos definitivamente construyeron en mi esta fuerte y profunda convicción de ser TAN BUEN PADRE PARA MIS HIJAS, COMO ELLOS LO HAN SIDO CONMIGO y puedo sentir en el fondo de mi corazón que lograron a base de AMOR. Esa convicción se hizo sólida dentro de mí al saber en carne propia que teniendo PADRES MARAVILLOSOS se crían hijos felices, hijos plenos, por eso yo estoy intentando cada segundo que pasa desarrollar en mis nenas esa convicción de demandar a la sociedad que las trate con amor, que ellas merecen lo mejor. Pero… ¿Cómo lo logro? Definitivamente poniendo yo la plana bien, creando en ellas momento a momento una confianza de saber que ellas merecen lo mejor y que su corazón merece ser tratado siempre inmejorablemente.
Volviendo por lo tanto a la afirmación inicial definitivamente si queremos resultados alentadores con nuestra familia, con nuestros compañeros de trabajo, con nuestros Jefes, con nuestras parejas, con nuestros hijos, con nuestros alumnos, en fin con cualquier persona con la que entramos en contacto debemos estar claros que la mejor manera que tenemos para obtener certezas y una convicción duradera en el actuar de estas personas, debemos impactar grandemente en sus corazones, y esto podremos lograrlo si y sólo si actuamos nosotros también guiados por la bondad y la plenitud de nuestro propio corazón
Mario Arturo