Era el mes de Febrero de 1995, lo recuerdo bien pues me dirigía a las pruebas para poder integrar la selección de fútbol del Colegio Don Bosco. Estaba en Cuarto Bachillerato y en el Colegio había sido designado un nuevo director para el año escolar en curso. Atravesé la gradas corriendo porque iba tarde al entreno y detrás de mí venía otro amigo que también iba a la misma actividad. Él se detuvo para amarrarse los zapatos y yo le grité con mi grave y sonora voz a 10 mts. de distancia: - Por la GRAN P…. apúrate que vamos a llegar tarde- En eso, que de la oficina que antes era ocupada por una de las Secretarías del Colegio al vi abrirse la puerta y aparece el nuevo Director; el padre Oscar Julio Vian Morales. En el momento sentí que se fue el alma, el corazón empezó a palpitarme a mil por hora y como era esperado vino la consecuente pregunta: -¿HIJO, QUÉ SON ESAS PALABRAS EN MEDIO DE UN CENTRO DE EDUCACIÓN CATÓLICO?- Mi respuesta fue 10 segundos de silencio, pues qué le iba decir al Padre Vian. No creo que le hubiese parecido mi explicación acerca de la palabra. Seguido de mi silencio vino una larga plática que duró cerca de los 30 minutos sobre lo inconveniente para mi vida el uso de las palabras grotescas y luego vino un pacto y una sugerencia utilizar en lugar de la frase Como la gran P….., mejor “como la gran pamplinas”, y en lugar de cero grandote “Recorcholis”, entonces ese día entendí que mis últimos años en el colegio seguro iban a ser guiados por un tipo sobresaliente, por una excelente persona, por un gran líder.
Fue así como ese día conocí al Padre Vian, y lo conocí porque imprudentemente grité esa palabrota en medio del pasillo, pero lo hice porque en esa oficina nunca había estado nadie en los 9 años anteriores, además el Director tenía su oficina bastante lejos del edificio principal. sin embargo el nuevo Director era distinto y como quería mantener contacto cercano con los jóvenes al estilo de Don Bosco había adecuado esa oficina para poder dirigir desde allí el día a día con sus muchachos, como nos llamaba.
Luego de esta tarde fueron innumerables los momentos en los que pude apreciar que realmente la vida nos había dado una oportunidad inigualable de compartir esos dos últimos años de nuestra vida escolar con una tipo excepcional, con una persona distinta, con un líder juvenil que vivía profundamente sus convicciones cristianas. Un líder en todo el sentido de la palabra. Inspirador, trabajador, conocedor, preparado, por momento de carácter muy fuerte, tan exigente que con la mirada penetrante que poseía podía hacer callar ciento y cientos de adolescentes en un segundo. Al final del año siguiente tomaríamos en cuenta todas esas bondades para declararlo el padrino de nuestra promoción, curiosamente la última promoción que vería graduarse en una institución educativa salesiana, ya que Dios le tenía preparado una ruta increíblemente desafiante a partir de ese momento el AÑO 1996.
El siguiente año el Papa asignó al todavía por entonces Padre Vian como Vicario apostólico de El Petén y aún recuerdo que en la misa de la fiesta de Don Bosco en la que se anunciaba el nombramiento yo dije a mi esposa, en ese momento mi novia, vas a ver que el Padre Vian puede llegar a ser algún día Arzobispo Metropolitano. Tiene todo el empuje y una convicción incomparable, y mis palabras resultaron ciertas. La semana pasada su Santidad Benedicto XVI nombró Arzobispo Metropolitano al Padre Oscar Julio Vian Morales sdb. Para orgullo de todos los salesianos de Guatemala.
Hoy 15 años después de conocer al Padre Vian en ese momento simpático , tengo una gran esperanza, que como siempre lo ha caracterizado, Monseñor Vian realizará un trabajo incansable al frente de la Iglesia. Y como lo hizo en cada institución por la que ha pasado, dejará huella; imprimirá su legado y seguro mantendrá ese contacto fuerte y cercano con la gente. A su vez tendrá ese carácter fuerte para demandar en nuestra nación las condiciones que frenen la desigualdad social y que por sobre todo las cosas se detengan el irrespeto a la vida y a la dignidad humana.
Estoy convencido también que en los años venideros veremos a una Iglesia Energizada, Activa y Coherente con sus creencias y sobre todo con un alto estándar moral y una total transparencia en sus acciones.
Ánimo entonces nuevo pastor de la Iglesia, los capitalinos lo esperamos con los brazos abiertos y seguramente todos en Ciudad de Guatemala aprenderemos mucho de su testimonio. Estoy plenamente convencido que como ha sido a lo largo de la historia de la Iglesia, un Arzobispo salesiano indudablemente realizará su misión a plenitud y al estilo de Don Bosco intentará que en su mayoría los Católicos empecemos de una vez por todas a ser BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS.