martes, 8 de marzo de 2011

A TODAS

En la etapa de la niñez, realmente si pudieras darle “delete” a todos esos seres color rosado que existen en la tierra junto a nosotros, ¡qué mejor! Es más, quisieras que se convirtieran en más niños para poder armar un equipo de fútbol más grande o que hubiera más varones para poder hacer carreras con más competidores en la bicicleta. O más manos a la hora de un pleito contra otra cuadra, o con otra colonia o contra otro grado.

Hasta antes de los 11 años aún las hormonas y el corazón no te han permitido darte cuenta que esos seres raros con pelo más largo y rasgos más finos robarán a partir de pocos años, tu tiempo, tus pensamientos, tus sentimientos, tus ideas… simplemente que las niñas pasarán de ser seres de animosidad a ser quizá la prioridad más grande en nuestra vidas.

Yo en lo particular, a mis 11 años estaba hecho. Tenía una vida tranquila, mi único hermano tenía 3 años y por supuesto era hombre. Estudiaba en colegio sólo de varones. En mi colonia no hacía nada más que jugar fútbol; cosa para la cual no eran necesarias las mujeres. Es decir la progesterona no rondaba mucho mi existir. Mis únicos contactos femeninos eran mamá, mis tías, y mis lindas y chillonas primas.
Todo iba también hasta que estando en quinto primaria … zas, mi mamá me regala un monstruo con dos patas llamado Fabiola, por hermana. A partir de ello, mi entorno cambió. Como por inercia dos meses después me enamoro por primera vez y partir de ese dichoso 1991 las mujeres llegan para instalarse en mi vida.

Ojo, instalarse para bien. Hoy más o menos 20 años después, mi entorno está increíblemente lleno de esos seres divinos llamados mujeres. En la casa de mis papás, mi hermana tiene 21 años y es la reina del hogar. En el mío, estoy acompañado de mi esposa, y de mis lindas princesas Emma Sophia de 4 años y Martha María de 18 meses, así que hoy en día soy bendito en medio de mujeres.

Es por esa y muchas razones que aprovechando la coyuntura, decidí plasmar esta ideas y aprovechar a la vez para mandarle un abrazo fuerte a todas ustedes. Ustedes seres maravillosos que el Creador nos dio por compañía. A todas ustedes, personajes que equilibran nuestro existir. A todas ustedes que realizan tantos papeles en nuestra sociedad. A ustedes que son mamás, hermanas, compañeras de trabajo, amigas, confidentes, hijas… Que día con día transforman nuestro mundo y lo convierten en un mundo más delicado, más ordenado y sobre todo más humano.

Hoy en tu día, querida Mujer te quiero decir “Gracias”, mil gracias por tanta hora de dedicación a criar a tus hijos. Gracias a esos momentos en los que escuchaste y atendiste nuestras necesidad de amor. A esos instantes en los que nos pusimos en tu hombro y seguro fuiste más corajuda que nosotros en momentos de apremio. Gracias también por esas lágrimas con las que nos demandaste que nos ubicáramos y nos diéramos cuenta que merecías más de lo mejor.

Mil gracias también por esos abrazos, por esas caricias, por esos besos con las que nos has hecho sentirnos amado. Mujer en síntesis, gracias por ser esa parte tan especial que complementa y apoya NUESTRA EXISTENCIA EN ESTA VIDA.

Mujer eres especial, hoy 8 de marzo quiero brindar por tus logros. Quiero brindar por que el mundo avanza. Poco a poco la sociedad está siendo transformada y cada día que pasa te devolvemos tu cuota de dignidad. Mujer, quiero brindar porque ahora no sólo eres madre sino también nos has demostrado que puedes ser incluso VicePresidenta de esta bella nacion. Nos has demostrado que además de cuidar la economía de nuestro hogar, sabes también cuidar los estados financieros de cualquier empresa. Nos has demostrado que además de embellecer tu rostro y vestir bonita sabes aportar las más grandes ideas para la realización y obtención de increíbles desafíos.

Por eso mi dulce madre, mi amada esposa, mis dulces hijas, mis increíbles amigas, mis inteligentes colegas, hoy quiero decirte que doy gracias a la vida porque a mí me ha tocado vivir esta increíble época en la que la sociedad ha permitido que seamos Socios. Que tus manos y mis manos valen igual y sobre todo construyen por igual un mundo mejor.

Mario Arturo