jueves, 24 de noviembre de 2011

Nene nene que vas a ser cuando seas grande.

El día de hoy escuchando esta canción que es el titulo de las líneas y que fue lanzada en 1987 vinieron a mi memoria todos los sueños de profesión y de vocación que fui teniendo a lo largo de mi niñez y adolescencia antes de escoger profesión. En realidad fueron muchos, cerca de los 5 años deseaba ser Ingeniero Civil como mi papa, luego cerca de los 11 mi meta hubiese sido ser futbolista profesional del Comunicaciones, y luego de los 12 años mi sueño como dice la canción de Miguel Mateos era ser Presidente de la nación. Bueno en realidad este sueño aun permanece grabado con fuego dentro de los anhelos de mi corazón, ser un líder político nacional, es materia pendiente Y ustedes amigos cual eran su sueños de niño?

Y Hoy precisamente al escuchar esta canción no he podido dejar de hilvanar estas ideas y no puedo evitar preguntarme, Que es lo fundamental para que las personas escojamos a que dedicarnos?, Que es lo que finalmente nos impulsa a escoger ese quehacer personal al que dedicaremos todo nuestro esfuerzo? Y una pregunta más difícil sería, cuan plenos en realidad somos en los que hacemos día con día?

Por supuesto que esta autoevaluación de plenitud no es fácil hacerla, estoy incluso seguro que la mayoría de personas optan por ni siquiera cuestionarse en ningún momento en la vida por lo adecuado o no de a lo que dedican, sin embargo hoy al parafrasear la canción no puedo evitar sugerirles que pasaría por su mente y sus pensamientos si cambiáramos la letra de la canción y el coro digiera Nene Nene cumpliste lo que querías ser ahora que eres grande?, cual sería la respuesta?, cuál sería el análisis final, arrojaría más dudas que certezas o seria un espaldarazo para seguir avanzando en el camino escogido?

En relación a este tema quiero también comentarle que el día de hoy pude leer en la revista forbes, un estudio de plenitud y felicidad en las carreras, y fue mayúscula mi sorpresa al descubrir que en el estudio luego de las encuestas respectivas se encontró que al responder un grupo de personas sobre quien era feliz o no en sus lugares de trabajo las personas con mas indicadores de plenitud y felicidad eran los sacerdotes, luego los bomberos, luego los escritores, luego los instructores de personas de capacidades especiales y finalmente los educadores, y lo impactante del estudio era que la remuneración económica no tenía ninguna relación con la plenitud y la felicidad, sino que la satisfacción personal en nuestros oficios llegaba de la mano de la capacidad de interactuar y ser de ayuda a más personas. Entonces podríamos agregar a la letra de la canción, somos o no casi condenados a tener éxito no importando si somos o no condenados a no tener plenitud. Para información las personas que dijeron ser menos plenas fueron las que trabajaban con poco contacto con otros, y el primer lugar de menos felices era los programadores y desarrolladores de software, Claro no por eso debemos etiquetar a todos nuestros informáticos en esta categoría.

Para cerrar estas líneas solo quisiera hacer la siguiente reflexión, creo que independientemente a lo que nos dediquemos, seguro nuestra vocación a sido resultado de años y años de toma de decisiones, lo importante debe ser que debemos ser plenos, auténticos y felices en nuestras labores ya que lo que hacemos es ni más ni menos fruto de nuestra decisión y convicción personal, y nuestra profesión en la medida de los posible es nuestra herramienta y nuestro vehículo para hacer posible dejar un legado en nuestra sociedad y el mejor legado que le podemos aportar a nuestro país es la excelencia de nuestro esfuerzo, es la excelencia en nuestro desempeño para que podamos cambiar nuevamente la letra de la canción y decir nene nene lo que soy ahora que soy grande es fenomenal y llena mi vida de felicidad. Y sobre todo que con nuestro trabajo engrandecemos a nuestra familia, a nuestros entorno, y mayor escala siendo todos los guatemaltecos gente de plena y de éxito, formaremos una gran nación en todas la áreas posibles.

Mario Arturo.