Hace 25 años yo ni siquiera imaginaba como era que se organizaba un fiesta infantil, es decir no sabía cómo se hacía una lista de invitados a la piñata y como le contabas a todo el mundo del evento, como calculabas cuanta comida pedir para esos invitados, a qué horas se entregaban los helados si antes o después de la refacción, cuantos dulces llevaba una sorpresa, y definitivamente no tenía idea que llenar una piñata de dulces toma alrededor de 30 minutos y colgarla para ser “quebrada” otros 30 minutos. Y Porque yo no podía imaginar todo esto hace 25 años, porque yo estaba viviéndola como el rey de la fiesta, porque mi preocupación principal era quizás quedar bien ante todos “dándole duro a la piñata” y apagando todas mis velitas de mi pastel, Y Quiénes se fajaban con todos estos detalles de preparación eran mamá y papá que con la sonrisa en los labios me hicieron tanta y tanta fiesta para celebrar cada uno de mis cumpleaños que Dios me dio la bendición cuando era niño poder celebrar.
Y quiero compartirles estas líneas para poder contarles que el sábado anterior ya no solo imagine, sino que también organice una celebración de cumpleaños, (El cumpleaños número 3 de mi Primogénita) y en medio de la celebración pude meditar a cerca de la importancia de Repetir estas historias de amor que a lo largo de generación y generación construyen en el corazón de nuestros niños lazos de amor y de plenitud que hará que ellos quieran dar a sus hijos también en el tiempo esta maravillosa experiencia. Y una admiración mas fuerte aun a esos padres de familia como los míos, que aun sin tener en la infancia una experiencia de estas se fajan por que sus hijos la vivan, por que en algún momento deciden dar más que lo que recibieron y definitivamente eso es Amor, eso es querer escribir en la historia de los hijos la certeza de que son seres importantes y que su vida merece ser celebrada y que por lo tanto seguro demostrarles que su papel en nuestra sociedad es trascendental.
Hoy plasme esta idea a través de compartirles mi experiencia quizás trivial de una fiesta infantil, sin embargo de la misma manera que mis padres transmitieron en mi esa enseñanza de la importancia de celebrar la vida de mis hijas y de compartir con las amistades estas emociones, de esa misma manera también yo repito con mis hijas historias también aprendidas de mis progenitores como la importancia de brindarles un hogar fuerte, de brindarles la certeza de ser hijas de Dios, de vivir bajo convicciones morales determinantes, de una buena educación, de la importancia de intentar escribir en las páginas de la sociedad con bondad, y muy importante “Saber pedir perdón y perdonar” porque yo aprendí de ellos algo tan sencillo como colgar un lazo de extremo a extremo para colgar una colorida piñata y hacerme sentir el rey del universo por una mañana, como también aprendí de ellos el hecho de que la principal base de la familia es el amor.
Este fin de semana yo repetí la historia e hice plena y feliz a mi hija durante una fiesta, como yo lo fui 25 años atrás, claro que con algunas diferencias, por ejemplo mi mama daba heladitos de vasito de oso polar a mis invitados yo di heladitos de paletas de frutas a los invitados de mi hija y esas diferencias son finalmente de forma por que el fondo de asunto es que yo he vivido una vida plena a los 31 años gracias al amor que a mi vida han dado mis padres, y por lo tanto es mi mayor anhelo refrendar la hazaña y poder construir tanta felicidad en el corazón de mi hija para que ellas se sienta amada, importante y por sobre todo su vida tenga realización personal.
Y es por esa razón que comparto estos sentimientos hoy en estas líneas, para que tengamos presentes que estamos llamados a repetir las historias que han hecho de todos nosotros, hombres y mujeres de bien y aun mas importante debemos intentar no solo repetir la historia sino escribirla probablemente mejorada, porque les aseguro que si nuestros hijos viven historias de amor, fidelidad, certeza, amor, plenitud, Fe, Coraje, dentro de unos 25 años ellos estarán al igual que nosotros con lagrimas en los ojos viendo como una nueva generación crece Plena en nuestra querida tierra, Y seguramente dentro de 25 años nuestro País será increíblemente un mejor lugar para vivir.
Mario Arturo
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