Luego de 16 placenteros días en los que el mundo se reunió en torno a los escenarios deportivos, demasiadas lecciones quedan en la mente de toda la humanidad que pudo disfrutar estas justas deportivas. Por esa razón propongo un BenchMarking a las Olimpiadas, les propongo a todos los líderes mundiales ya sea de gobierno o empresariales que ahora que han terminado las justas olímpicas de Londres revisen las repeticiones de los juegos, estoy seguro que encontraran muchas enseñanzas para aplicar en el maltrecho desempeño de la política y economía mundial.
Que distinto seria si para ganar una posición dentro de las empresas o en los nombramientos gubernamentales se utilizara el sistema de competencia del deporte para que escoger al mejor. En las Olimpiadas no ganó el más guapo, el más alto, el más carismático o simplemente el que más influencias tiene, en el sistema de competencia olímpico simplemente ganó el mejor. Y el mejor no iba descrito ni por etnia, ni por género, ni por nacionalidad ni por privilegios personales. El mejor iba descrito por su pundonor, su esfuerzo, su preparación y sobe todo su coraje. Estoy convencido que el mundo tendría mejor desempeño si los mejores, los más capaces y los mas esforzados fueran los que dirigieran los destinos de las empresas y países, simplemente el mundo sería un lugar mejor.
La paz del mundo sería totalmente distinta si luego de nuestras fuertes diferencias y de nuestra competencia en pro del bienestar de la población, los países y sus habitantes disfrutaran de una clausura en donde lo más importante fuera bailar y cantar, así como admirar la creatividad. En la clausura de Londres bailaban al mismo tiempo y al mismo ritmo incluso atletas cuyo deporte les había exigido dar golpes al rival; sin embargo, ayer todos disfrutaban, reían y lloraban al compás de la emoción. ¿Por qué no pueden por ejemplo, los lideres de Israel e Irán, ventilar sus diferencias en un salón, intentar buscar soluciones y luego fundirse en un abrazo, brindar en torno al gozo y al triunfo de la paz mundial? ¿Por qué no pueden las Coreas por ejemplo, celebrar un buen partido de ping pong entre sus líderes y quien gane tener el privilegio de visitar la otra Corea que quizás nunca ha conocido y sacar su Smartphone y tomarse una foto abrazando a su homólogo Jefe de Estado al que nunca ni siquiera la mano ha llegado a estrechar?
¿Por qué resulta tan difícil que los “Todo poderosos” salgan de su cápsula y entiendan que el poder, más que ser una oportunidad para demostrar su soberbia y su arrogancia en el trato con los demás, debería ser su oportunidad para ser simpáticos, cordiales y así ser dignos de imitar y de admirar? En las Olimpiadas el hombre más rápido del planeta, la máquina veloz Usain Bolt luego de catapultar su poderío empezaba a sonreír, a gozar y abrazar a todos, a danzar durante el triple del tiempo que había durado su competencia. No entiendo entonces, por qué los poderosos no se dedican a hacer acciones concretas rápidas en pos de la humanidad. No entiendo por qué no enfocan todo su poder en construir legados para todos y luego se dedican a salir en los medios llenos de júbilo, gozosos de buscar el bien común y sobre todo, disfrutando del privilegio que Dios les ha concedido ser los referentes de la humanidad.
Hace falta en definitiva que los que tienen acaparada la riqueza mundial y la mayoría de beneficios se bajen de su nube, de una vez quiten esa venda de sus ojos y comiencen a ver al más débil; a atreverse a compartir su supuesto “poderío” con él, y así darse cuenta que el supuestamente débil tienen muchas fortalezas humanas que pudiera compartirle y que quizás le ayudarían a buscar la plenitud que le hace falta. En las Olimpiadas el campeón del mundo de los 400m planos seguro se llevó el número más emblemático de su carrera al intercambiarlo con el primer hombre de la historia que compite con prótesis en unos juego olímpicos. Kirani James al terminar su hit eliminatorio, prácticamente corrió a donde estaba Oscar Pistorius y quiso quedarse con el signo que en teoría identificaba al más débil de la competencia, pero que en realidad era el tipo que más aplausos se había ganado de todo el estadio olímpico. En serio señores Millonarios del mundo, seguro que les vendría muy bien a ustedes y al mundo si empezaran a tener la voluntad de intercambiar la riqueza con los más necesitados, con los supuestos vulnerables de la sociedad.
En nuestra Guatemala, el BenchMarking lo tienen que hacer nuestros líderes y nosotros mismos a un solo hombre, a nuestro campeón de plata, que nos ha enseñado tanto en tan poco tiempo. Creer que se puede vencer a la historia, que se puede ser el primero en ganar una medalla como también se puede ser el primer gobernante que se convierta en estadista y se olvide de sus intereses personales, a todos los comunicadores que tienen micrófonos y medios todos los días y que en cuestión de segundos les ha mostrado como se puede enviar mensajes contundentes de superación y de esperanza en un futuro mejor sin caer en arrogancias y palabras estériles, y sobre todo a todos los chapines nos ha dado la mejor lección para aplicar a nuestra vida, la frase más bella de estas olimpiadas, si queremos conseguir el éxito y alcanzar nuestras metas, basta con levantarnos temprano, humildemente poner nuestra confianza en Dios e ir en busca de Sol, para que luego de horas de sudor, el astro Rey no haga más que bendecir nuestras luchas y nuestro esfuerzo.
Así que de pronto luego de ver lo pletórico de la humanidad, nos dejamos de egoísmos, de complejos y de vanidades y salimos a copiar las actitudes y acciones de esos campeones de la vida que nos enseñaron que todo se puede lograr cuando se es capaz de soñar.
Mario Arturo.
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