32.....

Bueno una añito más de vida,  Dios ha sido muy bueno conmigo, me ha dado mucho, ha cumplido muchos de los grandes  anhelos de mi corazón. Creo ser  un consentido por mi Padre celestial.

Mi vida ha sido plena 32 años después de que nací en uno de los  cuartos de la maternidad del I.G.S.S. De pamplona, el famoso 13 de julio de 1979 el día que convertí en  papas a Mario Alfredo y a Gladys Arecely.  

He disfrutado, he reído, he llorado, he cantado aunque ese aspecto no sea de mis fuertes personales, y en especial he amado y sobre todo lo más lindo me he sentido amado por muchísimas personas.

Esta madrugada en especial  veo la lluvia y doy infinitas gracias a la vida por haber nacido en esta tierra maravillosa, doy gracias a la vida poder ver con mis ojos y en vivo y a todo color el maravilloso paisaje que ilumina día a día mi amada tierra Guatemala.   He visto tanto en mi país estos años,   y sobre todo agradezco a Dios poder haber nacido en el país donde he podido escuchar la marimba,  en el país donde he podido probar el kaquik, el Jocon, las tostadas, los rellenitos, las frutas deliciosas de este clima, pero por sobre todo dos cosas que me parecen un manjar, el delicioso café de Huehuetenango y el sabroso Zacapa centenario.

Soy un afortunado de mis 32 años, llevo ya la mitad de mi vida, 15 años de haber conocido a una mujer maravillosa,  con la que ahora tengo dos pulgas preciosas y fantásticas, que quizás será por Papa pizote pero me parecen las bebas mas lindas e inteligentes de su generación.

También soy afortunado porque en medio de tanto hogar desintegrado en mi entorno he podido crecer en un hogar modelo, con dos papas que se fajan día a día, pero por sobre todo por dos papas que se sacrifican al extremo por la vida de sus hijos.  Tengo dos maravillosos hermanos también de los cuales Dios me ha dado la bella oportunidad de ser un guía y de los cuales me siento profundamente orgulloso por la calidad de personas en las que se han convertido.

Siento una gratitud total, la iluminación del espíritu ha permitido este ratito que me diera cuenta lo afortunado que soy, y lo mucho que debo celebrar este día, porque celebro la vida, mi vida, donde están incluidas tanta gente maravillosa que me ha dado su amistad, tanto profesional de valor que me ha dado su guía laboral, tanto apóstol de Dios que  ha iluminado  mi Fe,  por todos y cada uno de los miembros de mi familia que me han brindado tanto amor.

En fin gracias señor, gracias, infinitamente por tanto y tanto.